viernes, 28 de diciembre de 2007

Y como pasa el tiempo...

La noche de año nuevo la pasé en un "pueblito" llamado Villa Alemana. Es un lugar muy (demasiado) tranquilo que se encuentra al interior de la región, como a una hora de donde las papas queman...Valparaíso. Esperando las 12:00 con una buena parte de mi gran familia, estando todos de muy buen humor, hay que decirlo, lo pasé muy bien. Bailé, bebí ("moderadamente"), me reí, compartí con mi primo que llegó hace poco del norte (Copiapó) con él recordamos "los viejos tiempos". Tiempos de pasos de baile que sólo en una ocasión como ésta no nos dejan en el reverendo ridículo, bailamos y brindamos "hasta por si acaso", como en los viejos tiempos...disfruté, es verdad. Pero creo que definitivamente ya no estoy para estos trotes, la fiesta, el cotillón, el baile... creo que ya no compatibilizo con esto. Otros años me las había bailado todas hasta el otro día, sin embargo esta fiesta para mi se acabó cerca de las 02:00 a.m. Sé que esa noche se considera especial, de bulla, de alegría y todo ese cuento, pero debo confesar que las nubes sobre mi cabeza mostraban imágenes de mi sola, en mi habitación, bebiendo vino tinto, fumando y oyendo las cancione más raras de Silvio Rodríguez, en la más exquisita de las soledades... Eso puede hacerse cualquier noche -dirán- pero no. La gracia era justamente la noche de año nuevo...caprichos tontos! Algún día me daré ese gustito...ojalá cuando cumpla mi sueño de vivir absolutamente sola. ¿Creen que será patético, aburrido, antisocial? Pues...ninguno de ustedes estará allí para verlo! Un abrazo. Post Data: Debo arreglar la fecha de mi blog...hoy es 1º de Enero.

Última entrada del año

No debemos quejarnos, este año fue bueno y si no fue mejor fue porque no hicimos nada porque fuera mejor. Después de todo, nuestros éxitos y logros dependen casi en su totalidad de nosotros mismos. Cuando las cosas no resultan como queríamos, es mejor analizarse primero y después (si es que queda moral) reclamar, llorar, patalear o maldecir.
Ahora que es tiempo en que todos reflexionamos nuestro año, les digo, que es mejor mirarse y reflexionar acerca de uno, como persona.
Muchas veces caemos en la (auto) justificación de los errores cuando lo que debemos hacer es asumirlos, sólo así es posible aprender de lo que se hizo... - digámoslo- mal. La vida es tan hermosa que de seguro nos da otra oportunidad de hacerlo mejor. Todo enseña, cada paso enseña. Querer borrar un capítulo de nuestra vida, no sirve porque no se puede. Lo que se hizo, hecho está para bien o para mal. Después queda enfrentar las consecuencias negativas y por supuesto también las positivas. Si algo salió bien es porque actuamos correctamente y la dicha está muy bien merecida. Quiero decir, nuestra familia, amigos y seres queridos pueden llenarnos de buenos deseos, sobretodo en estas fechas, pero nadie más que uno sabe cómo ser feliz.
Ser feliz también se aprende, la vida lo enseña. Hace falta mentirse menos, ojalá llegar a no mentirnos, me refiero a nosotros mismos. Puede que hayan factores externos que nos confundan o que nos hagan dudar de las decisiones, pero si somos muy honestos (lo que no es tan fácil) en realidad la respuesta está ahí y sabemos perfectamente lo que debemos hacer.
Suena un tanto abstracto esto que escribo, no? Pues sí...lo es a voluntad, pues todo lo que aquí escribo es en base a mis propias experiencias, pero quisiera que llegara a cada uno de los que leen en este momento en función de los mismos, no de mí.
Entonces... no les deseo un buen año, porque será bueno dependiendo lo que se haga para que así sea, les aconsejo sí que se lo beban hasta el último concho (no me refiero precisamente a la noche de la fiesta) que lo rían, que lo lloren, que lo vivan, que lo aprendan.
Hasta el próximo año.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Llorona, llorona...

Hace algunos meses tuve el privilegio de asistir a una charla dictada por el agregado cultural de México que refería a la vida y obra de Frida Kahlo. Muy agradable y gracioso el mexicano, llegó cargado de buen material. Tuve la suerte de ojear (mientras duraba la charla) el Diario de vida de Frida, un libro -según tengo entendido- muy difícil de conseguir. Cada página de ese libro estaba llena de pensamientos, dibujos, bocetos, poesía...y yo pude inmiscuirme por unos minutos allí, en ese mundo de conmoción, amor, dolor y pasión. Es paradójico; tanto sufrimiento para una mujer y ella puede convertirlo en un motivo para vivir, para fortalecerse, para expresarse. Es realmente maravilloso ese diario. Ojalá alguna vez pueda alguno de ustedes tenerlo en sus manos (está de más decir que me lo tiene que prestar).
Durante esta charla se rodó un documental que me hizo valorar más aún el trabajo de Salma Hayek como productora y actriz de su película "Frida". La cinta relata los acontecimientos más relevantes en la vida de la artista de una forma fantástica, muy humana aveces y otras acariciando vorazmente el surrealismo.
Esta escena que comparto a continuación es estremecedora. Sus protagonistas son Frida (interpretada por Salma Hayek) y Chavela Vargas quien hace una magnífica interpretación de la popular canción "La Llorona". Es simbólicamente emotiva también porque estas dos artistas extraordinarias tuvieron un romance hace muchos años y, apesar que Frida amaría hasta la muerte a su panzón Diego Rivera, estas dos mujeres se quisieron mucho. He aquí la escena; Chavela cantando a Frida, la muerte cantando a Frida, el sufrimiento, la letra de la canción, la intepretación de Chavela, la pintura, la sangre y el final escalofriante...la muerte de Trotsky. Todo se relaciona.

Existe un documental llamado "La noche de Chavela Vargas". Allí participan, entre otros, Joaquín Sabina, Pedro Almodóvar y Miguel Bosé entrevistando a la viejuja. Es muy interesante su vida, por lo tanto muy recomendado!

Ahora que cierta persona se delató visitante de este espacio, esta entrada es un regalo alevoso para ella en honor a todas las trasnochadas escuchando el disco soundtrack de la película (muy bueno, por cierto).
Decendiente directa de Wassily Kandinsky (aunque ahora se piensa que es la hija perdida de Alejandro Jodorowsky)Luchinsky -o Luchowsky- es mi mejor compañera, con todo lo que encierra esta palabra (menos manoseada que "amiga")

Seré directa...si tengo que agradecerle algo, no es precisamente mi egreso de la carrera. Eso sí, los cigarros, las risas... está bien, pero hay algo más importante. Agradezco el conocerme demasiado, sólo por el hecho de no ser tan diferentes, apesar de lo que diga la apariencia, por sufrir de la misma patología mental, por compartir en fin, tantas cosas en estos tres años: trasnoches, música, cine, cigarrillos, alcohol, más alcohol, más cigarrillos, palabras, consejos, vivencias, opiniones, diseño, arte, preocupaciones, estress, baile, risotadas (de las buenas) anécdotas (de las muy, muy buenas), confianza, honestidad, cantos "a todo chancho", alcohol (¿ya lo dije?), confidencia...sobretodo confidencia. Mucho para llamarla sólo amiga. Voy, por primera vez sobria, a confesar que quiero tanto a la mejor compañera que he tenido: Luisa Alejandra de las Mercedes Acevedo Guerra de las Viñas Concha y Toro.
Supongo que se lo diré en persona cuando estemos festejando nuestro egreso, pero voy a estar ebria... y ella también!

Imagen: Las dos Fridas - Frida Kahlo

jueves, 13 de diciembre de 2007

La prisa lleva maravilla y lleva error,
pero viajamos sobre rueda encabritada.
He despertado en el ojo del ciclón,
cuento millones de agujeros en el alma.

Canto Arena (Silvio Rodriguez)



El día Viernes 14 fue un día maravilloso para mi, quiero compartir aquí mi alegría y mi orgullo.
Después de pasar días horribles de trasnoches, preocupaciones y gastar mucho dinero (mucho para mi) en el último exámen...he egresado de mi carrera.
Les dejo el primer texto -de autoría propia- que escribí. Este es un recuento de lo que fueron estos tres años de estudio. Faltan muchas impresiones, pues siempre será poco lo que puedan expresar mis palabras respecto de la pasión que me despertó esta carrera, este mundo...

El destino me dio una buena mano, hice una buena elección.
Tuve la extraña sensación de dejar atrás todo lo vivido, de estar recién comenzando…

Persistente y austera, en una carrera que aparentemente cumplía con todas mis expectativas.
Me permitía explorar sin límite las rarezas de una mancha, lo palpable, lo intangible, lo móvil y lo inmóvil, el ruido y el silencio…
Saciaba esa curiosidad, a veces insoportable, que me interesaba por lo más extraño
y empezaba a buscar el pragmatismo en la complejidad.

Esta búsqueda se hizo mi modo de vivir.

Mi persistencia y austeridad tuvieron recompensas.
Buenas críticas de profesionales que realmente admiro, buenas calificaciones y mi satisfacción y orgullo.

Pero esa complejidad que siempre había afectado mi vida, esta vez afectó mis estudios también.
Cometí un error: no fue la decisión de reprobar, sino dejar que mis conflictos, ahora banales, se llevaran un año de mis estudios, de mi vida.

Decepción, frustración y culpas por dejar de lado algo tan importante por detalles que finalmente carecían de trascendencia.

Sabiendo que el diseño es el área donde quiero desempeñarme el resto de la vida, llegue a pensar que no servía para esto, que la vocación no era suficiente.
Y así es.

“No sirve de nada llorar sobre la leche derramada”
fueron las palabras al viento de una profesional, una persona que admiro por su perspicacia y sensibilidad, que sin hablar con ella, entendió todo.
Estas palabras que tiró al viento sabiamente no eran fortuitas.
Una especie de código que yo sabría descifrar, que llegaría a mí y resonaría cada vez más fuerte…

Tuve la extraña sensación de volver al principio,
de dejar atrás todo lo aprendido, de estar recién comenzando…

Ahora iba a dedicar todo el tiempo a corregir mi error.
Los libros, los manuales y tutoriales me acompañaron todo el tiempo. La noche se convirtió en el instante perfecto para devorarlos; el día, perfecto para observar, analizar y criticar gráficamente hasta los más rebuscados detalles.

Me vi fascinada, absorbida, casi obsesiva en un nuevo mundo. Un mundo donde se dibuja
con las letras, donde la música, el café y los cigarrillos nunca habían sido mejores compañeros, donde “muchas cosas” a veces significan nada y “la nada” se convierte en “algo”.
Un mundo donde una imagen dice más que mil palabras y una palabra puede decir más que mil imágenes, donde se pierde la inocencia para ver y el cansancio se vuelve agradable.

Un día me pregunté si mi error se había enmendado. En realidad sí. Logré fortalecer mi vocación y mi seguridad. Pero entonces pasó algo extraño.
Surgieron nuevas dudas,nuevas interrogantes, nuevas expectativas.
Mientras más aprendía parecía que sabía menos.

Hay mucho más, más de lo que yo imaginaba, hay tanto que me siento pequeña e ignorante. La vocación no es suficiente.

Volví a tener la extraña sensación de volver al principio,
de estar recién comenzando…

Debo agradecer a mucha gente, pero las personas que aquí nombraré fueron de verdad indispensables (no se sienta quien no aparezca, por favor)

Mis padres: Apoyo incondicional. Sufieron con mis penas y se alegraron con mis logros tan de cerca...el orgullo que siento ahora, lo sienten ellos también.

Andrés González: Un año viviendo juntos; compartiendo conmigo los trasnoches, ayudándome, soportándome! Hay tanta complicidad entre nosotros...sólo Andrés sabe a qué me refiero y sé que leerá esto y él sabe lo infinitamente agradecida que estoy.

Juan Pablo Godoy: Mi profesor de " Estética de las Artes Visuales" o historia del arte para que se entienda. Gracias por el ánimo, las risas, los consejos, los retos y sobretodo la amistad hermosa que tenemos el día de hoy. Cada vez que hablamos aprendo algo; de diseño, de valores, de la vida. Nunca ha dejado de enseñarme, por eso lo quiero, lo valoro y lo admiro mucho.

Mis profesores. Vérónica Henríquez en especial: Gracias por la confianza depositada desde siempre y por ser pilar fundamental en mi tiempo de estudio.

"Ahora empiezo nuevamente..."



Imagen: Detalles - Jacquelinne garzo.

Lo prometido es deuda

Volví al "Café de Wilk" y procuré transcribir algunos poemas de Fernando Pessoa para exponerlos aquí.
(Son cuatro diferentes e independientes entre sí)

Hoy en este ocio incierto
sin placer ni razón,
como un túmulo abierto
cierro mi corazón.

En la inútil conciencia
de que todo es en vano,
lo cierro a la violencia
de este mundo inhumano.

Mas ¿qué mal sufre un muerto?
¿Contra qué defenderlo?
Lo cierro absorto, es cierto,
mas sin querer saberlo.

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Tengo pena y no respondo.
Mas no me siento culpado
porque en mí no correspondo
al otro que en mí has soñado.

Cada uno es mucha gente.
Para mí soy quien me pienso,
para otros cada -cual siente-
lo que cree y es yerro inmenso.

Ah, dejadme sosegar.
No otro yo me sueñen otros.
Si no me quiero encontrar,
¿querré que me halléis vosotros?

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No quiero rosas mientras haya rosas.
Las quiero cuando no las pueda haber.
¿Qué he de hacer con las cosas
que puede cualquier mano coger?

Sólo quiero la noche si la aurora
la diluye en azul y rosicler.
Lo que mi alma ignora
es lo que quiero poseer.

¿Para qué?...De saberlo, nunca haría
versos para decir lo que no sé.
Siento a mi alma pobre y fría...
¿Con qué limosna la calentaré?

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Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco al medirme,
que todo esto es pensamiemto
que yo sentí al final.

Tenemos, quienes vivmos,
una vida que es vivida
y otra que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar:
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.


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No sé si les pasa lo mismo, pero a mí me encanta esta poesía.
Es más, la siento como mía.
Pessoa construye un imperio ante mis ojos que parece invencible
y después me muestra que era de humo, así de simple.

Salió verso sin mayor esfuerzo!

El poeta es un fingidor


En Viña del Mar, frente a la Antesala (calle Arlegui) hay un pequeña cafetería llamada "Café De Wilk" es un lugar muy acogedor y hay algunas curiosidades dignas de prestarles atención. Joyas artesanales, algunos libros de arte, poesía, discos de música y otras cosillas. Solo las joyas las venden, pero los libros y demases los prestan mientras uno se toma el café y un cigarrito. En este lugar tienen un libro de Fernando Pessoa que es el que más me gusta leer a mi " El poeta es un fingidor"
Pessoa fue un escritor portugués del siglo XX, conocido por su exquisita literatura y sus curiosos heterónimos (publicó varios escritos bajo nombres de personajes inventados por él)
Aquí les dejo un hermoso poema para su deleite.

AUTOPSICOGRAFÍA
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.


Bello, no? Hay otro que me gusta mucho, pero en este momento no recuerdo el nombre, así que cuando vaya otra vez a tomar café me aseguraré de escribirlo.
Recomendada la cafetería y por supuesto la poesía de Fernando Pessoa!

Imagen: Retato de Fernando Pessoa - João Luiz Roth