lunes, 28 de julio de 2014

El niño que se fue en un árbol



El niño que se fue en un árbolHay varios libros que han gatillado cambios importantes en mi forma de pensar y hasta de ser. Pero hay uno que quizás no tenga comparación.
Cuando tenía 7 años, mi infancia (y la de mi hermano) cambió radicalmente. Veníamos de vuelta a la urbe después de haber vivido tres años en pleno campo, sin vecinos cercanos ni luz eléctrica. Rara vez teníamos acceso a una golosina y obviamente, no teníamos televisor.
Para muchos quizás pueda parecer aburrido, pero todo lo contrario. La entretención era un “patio trasero” de 108 hectáreas y en invierno, manualidades, acertijos y cuentos. Algún día me daré el gusto de escribir sobre eso. Siempre afirmaré que fui afortunada con mi niñez. Muy afortunada.
Pero el mundo da vueltas y todo regresa a su cauce..
Esos años de vida rural, no fuimos al colegio y aunque sabíamos cosas avanzadas para nuestra edad, nuestros padres decidieron regresar e inscribirnos en una escuela común y corriente. De todas maneras, ese era nuestro más ferviente anhelo en esos años (inocentes pajarillos).
Ya en suelos citadinos, este es el recuerdo más inmediato que tengo después de volver. Un día salí con mi papá y pasamos por una tienda de libros usados. Mi papá compró varios y me dejó escoger uno. Yo me quedé con “El niño que se fue en un árbol” adivinen por qué: La autora se llamaba Jacqueline, como yo… punto.
La lectura estaba (está) recomendada para niños desde los 11 años, pero igual mi papá lo compró. No quiero presumir cof, cof.. pero a los 7 años sabía leer muy bien. Ya había leído varios cuentos, como El gigante egoísta, Hansel y Gretel, El gato con botas, todos esos clásicos y muuuchas historietas. Pero acá me encontré con una literatura moderna y novedosa para mí, además de unas ilustraciones magníficas.

Quizás por el tiempo de cambio que estaba viviendo o no sé por qué, este libro se transformó en un objeto realmente preciado. Lo tuve por muchos años y me aprendí las historias de memoria y las repetía mentalmente después, pensaba en esas historias. Entre cambio y cambio, lo perdí, debo conservar por ahí la portada que se salió por el manoseo. Hace unos años, mi mamá -rompiendo nuestro acuerdo de no hacernos regalos materiales en fechas especiales- me regaló una nueva versión de mi libro una navidad. Hace tiempo que quería publicarlo acá (aunque confieso que lo encontré en internet)

Los cuentos:
  1. El niño que se fue en un árbol: Esta es una de las historias más conmovedoras y fantásticas. Tiene un bello mensaje de humildad y amor.
  2. Cómo empezó el olvido: Cuenta una hermosa teoría de cómo el ser humano se apartó de la naturaleza y perdió el conocimiento de sus bondades. 
  3. El elixir de las sirenas: Muy ingeniosa historia de amor, desde el comienzo hasta un inesperado final. 
  4. La princesa y el enano verde: Una princesa que, a pesar de la pobreza, es completamente feliz en su mundo de poesía es enviada por su madre a buscar un esposo rico. En el camino se encontrará con una criaturilla que le ayudará, pero con intereses materiales creados. 
  5. La pasa encantada: Esta es una historia para niños maldadosos.. Fue homenajeado en Francia por ser uno de los cuentos más leídos. 
  6. El pececito que tenía sed: El título es raro, no? Este pececito sufrirá impresionantes transformaciones a lo largo del cuento.
  7. El gigante enterrado: Cuenta la historia de un pueblito situado justo en la superficie donde hay un gigante durmiendo en el subsuelo. Empiezan a preocuparse cuando el gigantón quiere despertar y lo anuncia con una seguidilla de sismos..

La autora (Gracias wikipedia!)
Descarga:
El niño que se fue en un árbol (PDF)


A todos los niños que leen mi blog.

2 comentarios:

hectorjazz dijo...

claro!, que lindos recuerdos...
que inocencia por dios, llegar al curso un millón jajaja.

Javier Toro Rodríguez (Javo) dijo...

Maravilloso libro! Yo también fui fan de Jacquelinne Balcells y Ana María Güiraldes, pero un poco más viejo que tú, cuando tenía 11 años, y en la biblioteca de mi nuevo colegio en ese entonces degusté obras tan sabrosas como "Misión Alfa Centauro" o "Trece casos misteriosos".