martes, 18 de marzo de 2008

Otra cosa es con Ella.

Caminando por Paseo Ahumada, sonaba Ella en mis oídos, sólo en los míos. Me divertía imaginando que el gentío se movía al compás del jazz, como en un musical. Iba distraída, no había reparado en la hora, hasta que lo vi. Me estaba esperando, se puso frente de mí de manera que no pude avanzar más y me regañó señalando un reloj imaginario en su muñeca. Todos miraban, entonces cambió su ceño fruncido por una amplia sonrisa sin dientes, me tomó de la mano y corrimos unos metros con simpática alharaca. Se despidió dulcemente con una reverencia ceremoniosa entre risas y aplausos de la gente.
Ella sonaba: Oh, Mr. Paganini, please play my rhapsody…

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