viernes, 19 de junio de 2009

El joven que amaba a una estrella

“No debe usted entregarse a deseos en los que no cree. Sé lo que usted desea. Tiene usted que abandonarlos o desearlos de verdad y por entero. Cuando llegue usted a pedir llevando en sí la plena seguridad de lograr su deseo, la demanda y la satisfacción coincidirán en un solo instante. Pero usted desea y se reprocha, temeroso, sus deseos. Tiene usted que dominar todo eso. Voy a contarle una conseja”.
Y me contó de un adolescente que estaba enamorado de una estrella. A la orilla del mar extendía los brazos hacia ella, la adoraba, soñaba con ella y le dedicaba todos sus pensamientos. Pero sabía, o creía saber, que un hombre no puede enlazar con sus brazos una estrella. Imaginaba que su destino era amarla siempre sin esperanza y construyó sobre esta idea toda una vida de renunciamiento y de dolor, callado y fiel, que habría de purificarle y ennoblecerle. Una noche se hallaba sentado de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando a su amada y ardiendo en amor por ella. Y en un instante de profundo anhelo saltó al vacío, hacia la estrella. Pero todavía entonces pensó en la imposibilidad de alcanzarla y cayó, destrozándose contra las rocas. No sabía amar. Si en el momento de saltar hubiese tenido fuerza de alma suficiente para creer fija y seguramente en el logro de su deseo, hubiese volado cielo arriba a reunirse con su estrella.

Hermann Hesse / Demian - 1919

viernes, 12 de junio de 2009

La historia detrás de la imagen

Una imagen vale más que mil palabras, pero unas pocas palabras pueden contar la historia de una imagen...que, en estos casos, saberla vale la lectura después de la contemplación. Son muchas las imágenes que han hecho historia por diferentes motivos, pero no me guío por el criterio de "las más famosas" ni "las más estéticas" sino que hago una selección de fotografías que tienen una buena historia detrás sin hacer análisis de la imagen en sí. La redacción es un 2% de mi autoría, ya que recopilé información de varios sitios y en algunos casos hilé comentarios de sitios diferentes.
Las ordeno cronológicamente y me ahorro mucho prólogo para no hacer eterno el post, ojalá les guste!

El Beso - Alfred Eisenstaedt / 1945
Beso de despedida a la Guerra fue tomada por Alfred Eisenstaedt (otro post señala a Victor Jorgensen como fotógrafo, yo..me lavo las manos) en Times Square el 14 de Agosto de 1945. El marino toma desprevenidamente a la enfermera y la besa apasionadamente. Al contrario de lo que lo que comúnmente se piensa, estos 2 personajes no eran pareja, sino que eran unos perfectos extraños que se habían encontrado allí. Se dice que después ella planta una bofetada en el rostro del atrevido (pero nótese el pie derecho de la dama...)


La tristeza de Einstein - Philippe Halsman / 1947
Albert Einstein no creo la Bomba atómica, sin embargo esta no hubiera sido posible sin los descubrimientos del científico judío – alemán. Mayo de 1947, en la universidad de Princeton el fotógrafo Philippe Halsman pregunta:
-¿Cree usted que habrá paz?
Einstein le responde:
-No.
Y la foto se toma.


El guerrillero heroico - Alberto Korda / 1960
Se ha dicho que este retrato del Ché es la imágen más reproducida en la historia de la fotografía. El 5 de marzo de 1960, Alberto Korda cubría como fotorreportero de Revolución la despedida del duelo de las víctimas del sabotaje, perpetrado por la CIA, al barco francés "La Coubre" dinamitado en el puerto habanero. En el funeral se reunen las multitudes y en el podio estaba el Che Guevara con una mirada de desconsuelo y a la vez de furia. El fotógrafo tuvo poco más de un minuto para hacer dos disparos antes que el objetivo se le perdiera de vista entre la gente.
Esta foto no se edita sino hasta siete años cuando Guevara fue capturado y asesinado en Bolivia. Un editor italiano, utilizando precisamente esa foto que le regalara en ese mismo 1967 el propio Korda a su paso por Cuba, se hizo con los derechos para publicar el Diario del Che en Bolivia y difunde la imagen en millones de carteles. Alberto Korda nunca cobró un centavo por dicha fotografía. Al finales de los noventa, molesto por la desenfrenada comercialización de la imagen, Korda demanda con éxito a una agencia de publicidad británica que utilizó la imagen para un comercial de vodka.


Phan Th ị Kim Phúc - Huynh Cong Ut / 1972
La muchacha de la fotografía Phan Th ị Kim Phúc de nueve años que corre desnuda y con quemaduras severas producidas con napalm, en la guerra de Vietnam.
La fotografía fue tomada en 1972 por el fotógrafo Huynh Cong Ut de Associated Press, quien inmortalizó la cara del terror en la guerra de Vietnam. Kim Phúc es una sobreviviente de la tragedia, luego estudió medicina, se casó, y desde 1997 es embajadora de Buena Voluntad en la UNESCO.


Niña afgana - Steve McCurry / 1984
La niña tenía 12 años en junio de 1984. Fue fotografiada por Steve McCurry en el campamento de refugiados Nasir Bagh de Pakistán durante la guerra contra la invasión soviética. Su foto fue publicada en la portada de National Geographic en junio de 1985 y la portada se convirtió en una de las más famosas del mundo. El fotógrafo no supo el nombre de la niña, la busco por 17 años hasta que la encontró y supo que se llamaba Sharbat Gula ahora casada y con hijos. Había regresado a Afganistán en 1992. Nadie la había vuelto a fotografiar hasta que se reencontró con McCurry y no sabía que su cara se había hecho famosa.


La niña y el buitre - Kevin Carter / 1994
En 1994, el documentalista sudanés Kevin Carter ganó el premio Pulitzer de fotoperiodismo con una fotografía tomada en la región de Ayod (una pequeña aldea en Sudan) que recorrió el mundo entero. Fue severamente criticado por tomar la foto y abandonar a la niña, él alego que la niña sudanesa no estaba muriendo, sino que se tropezó y que en ese mismo instante tomo la foto. Cuatro meses después, abrumado por la culpa y conducido por una fuerte dependencia a las drogas, Kevin Carter se quitó la vida.


Felicidad -Charles O’Rear / 1995
Poca gente habrá que no haya contemplado, al menos de forma casual, esta imagen en alguna ocasión. Se trata del fondo de pantalla o tapiz que, por defecto, mostraba Windows XP.
La foto no es montaje ni es falsa. Fue tomada en 1995 por Charles O’Rear, un reconocido fotógrafo de motivos naturales. Se trata de una colina en algún lugar del condado de Napa, California, en Estados Unidos. Por suerte, la colina que muestra ese precioso continuo de hierba verde se encontraba en plenitud gracias a un pequeño desastre. Esas colinas suelen estar cubiertas de vides, pero en la primera mitad de los noventa una plaga de filoxera obligó a eliminar gran parte de las cepas, cambiando el paisaje temporalmente al ser plantado de hierba. Pueden ver una foto actual del viñedo aquí en un curioso post.

En este sitio (que está en inglés) pueden observar una gran selección de las fotografías más famosas de la historia.
En este foro se analizan las imágenes, su composición y su historia, muy interesante también.
Como recomendación personal, les invito a intrusear la fotografía de Robert Doisneau y Elliot Erwitt. Me gusta su fotografía, es elegante y espontánea.

viernes, 5 de junio de 2009

Canción del sainete póstumo

Yo moriré prosaicamente, de cualquier cosa
(¿el estómago, el hígado, la garganta, ¡el pulmón!?)
y como buen cadáver descenderé a la fosa
envuelto en un sudario santo de compasión.

Aunque la muerte es algo que diariamente pasa,
un muerto inspira siempre cierta curiosidad;
así, llena de extraños, abejeará la casa.
Y estudiará mi rostro toda la vecindad.

Luego será el velorio: desconocida gente,
ante mis familiares inertes de llorar,
con el recelo propio del que sabe que miente
recitará las frases del pésame vulgar.

Tal vez una beata, neblinosa de sueño,
Mascullará el rosario mirándose los pies;
y acaso los más viejos me fruncirán el ceño
al calcular su turno más próximo después…

Brotará la hilarante virtud del disparate
o la ingeniosa anécdota llena de perversión,
y las apetecidas tazas de chocolate
serán sabrosas pausas en la conversación.

Los amigos de ahora –para entonces dispersos-
reunidos junto al resto de lo que fue mi «yo»,
constatarán la escena que prevén estos versos
y dirán en voz baja: -¡Todo lo presintió!

Y ya en la madrugada, sobre la concurrencia
gravitará el concepto solemne del «jamás»,
vendrá luego el consuelo de seguir la existencia…
Y vendrá el mañana… pero tú ¡no vendrás!...

Allá donde vegete felizmente tu olvido
-felicidad bien lejos de la que pudo ser-,
bajo tres letras fúnebres mi nombre y mi apellido,
dentro de un marco negro te harán palidecer.

Y te dirán -¿Qué tienes?... Y tú dirás que nada;
mas te irás a la alcoba para disimular,
me llorarás a solas, con la cara en la almohada,
¡y esa noche tu esposo no te podrá besar!

Rubén Martínez Villena / 1899-1934